jueves, 25 de agosto de 2011

Volvió.

Desperté y adormecí con ella, tardes lluviosas, noches al filo de las estrellas,
viajando por aquel descampado desértico de grillos y de vida,
segando sentimientos, recogiendo granos de sonrisas y avena,
sembrando venas de trigo y autoestima, sembrando de todo, menos agonía.

Adormecí a su lado, pegado a un suelo rajado, de tierra árida,
soñé sueños, ultrajados, reventados de vida frágil.

Desperté acompañado de alguien, Soledad se había puesto pálida,
desapareció, moribunda, entre un viento ágil...

Apareció de la nada, Esperanza tocó la balanza de mi destino,
había estado a poco de cometer mi muerte cuando vino
había estado a poco de conocer a aquel
que se fue, que no había sido jamás visto.

Tras el rescate mental, que me ofreció, risueña,
desperté del sueño, dándome cuenta,
no era ninguna faceta,
muy mala y perversa,
esa dichosa época
¡Qué tensa era!

Que dolor, que histeria...
Había estado a poco de cometer aquella pena,
Había estado a poco de desear nula mi existencia...
Pero apareció, dándole sentido al destino.

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